Recuerdos. Fantasías. Mis pensamientos
aún lamentan el paso del tiempo.
Mis manos sólo fueron artífices
que, a manera de exploradores, seguía
su rumbo conocido: la piel de mujer.
Invaden los recuerdos: aquel sudor
que acompañaba latidos del corazón.
La mente sólo decía: "Existe. Es real".
Aquella noche de inesperada pasión
sólo acudía al llamado de la carne.
Los sentimientos se involucraron
en aquella muestra física de amor.
Inicio del goce encadenado a su piel
mientras los labios sólo decían: "Te deseo".
A manera de artesano con su barro
fui moldeando mi fantasía de amor.
Sentí tu piel con la mía. Tu respirar
sólo delataba lo que sentías:
una fuerte pasión que nos llevó lejos.
Caminante de senderos y colinas.
De montañas, valles, ríos mares.
Aquella noche nadé en ríos de sudor.
Escalé la montaña de tus senos,
llegando a la cima del orgasmo.
Mas luego me transportas a otro lugar
rodeado de la más alta intimidad.
Siento tus nerviosismos y tus miedos.
Yo creer aún no podía. Aún estaba allí.
Sólo me dispuse a terminar lo hecho.
A lo que el deseo de la carne hacía en mí,
mientras en su imagen había sincero amor.
Manos llenas de amor que la tocaron
complementando con los latidos su sed
de apagar la llama que tenía dentro.
Volcán de placer que erupcionó en el sexo
pero con una alta muestra de amor.
Manos artistas que exploraron tus curvas,
delimitando con ellos
la geografía de tu cuerpo.
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