Cuando estoy cerca de ti
en esos momentos perenne;
donde no hay reloj ni tiempo
entre las lunas traviesas
y el espacio inmenso.
En ese preciso instante
se aviva un fuego
que arde en mi boca
desde la esquina de mis labios.
Ahí, abraza la lumbre
en el antojo de un beso
y cobija el anhelo
del deliro de la pasión.
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