Y no presagié andadura,sobre un camino pedregoso.
Postrada en la ceguera, que
sirvió en bandeja de oro el amor loco
Me lancé deprisa a ese eterno desquiciado.
Remolino de vivencias,
sin aires de cordura y
despojadas de cualquier coherencia.
Subyugada a la pasión
desenfrenada de tu virus,
seguí tu rastro con proeza,
pero sin ningún atino.
Y fui desvaneciendo poco a poco
entre palmoteo y patochadas,
anestesiada mi conciencia como loca,
supurando daño en febriles delirios.
Mis sentimientos enfermaron
por tus idas y venidas
Enfermando noche tras noche,
enfermando...día tras día.


No hay comentarios:
Publicar un comentario