26.7.11

Tu respirar corto, agitado, espacioso anuncia el malparir
de nieves condensadas, y yo cómplice del aborto,
dejo caer servilletas blancas sobre la selva sudorosa de tus colinas.
Hemos calmado la náusea placentera del alma y cuerpo,
hemos sondeado el vértigo del placer, el aullar de la noche,
hemos liberado al demonio escondido...
a ese esclavo anónimo que llevamos dentro.


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