26.5.11

Se adoquina el mar que transporta
las olas traviesas de los instintos
para caminar unidos hacia la loma
donde se suponga sernos derretidos,
mas el vino rezuma de la copa
de nuestros labios unidos
al caer rendidos en el asfalto
donde el barco cargado de destino
dejó a los latidos sin zapatos
firmar descalzos las páginas de su libro.

El faro de los impulsos íntimos
alumbra el camino del desespero,
capitán y marinero del propio navío
faenando contigo en el tú de mi cuerpo
con el quinto elemento y su brío
tensando el hilo que nos deje sueltos
para esclatar el momento de las caricias
sin vestirlas de prisas ni de fuegos lentos,
sintiéndolas dentro para toda la vida.



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