Arriba,
Los cipreses y los pinos
Enormes, rectos, milenarios,
Poblados de cenzontles y chiltotas.
Abajo,
Escondido entre helechos,
El zarco ojo de agua.
Estoy sola,
No hay otro ser humano,
Apenas ranas y libélulas,
Culebras, hormigas y otros seres
Solitarios y tristes como yo
En esta tarde.
Hundo el índice en el charco,
Escarbo las gomas de la arena,
Quiebro la imagen verde del bosque
Reflejada en el agua.
El pocito nostálgico me llama…
Es la mágica bola de cristal
Que trae vida a lo que ya no es…
Puedo ver el pelo cano de mi madre
Y aun más…
Remontándome al pasado
Veo los dientes sin tacha de mi padre…
Y también mi desnudez infantil,
Hermosa,
perfecta y morena
Ungida por el agua zarca.
Ya no estoy triste ni sola,
Este minuto es prodigioso.
El tiempo,
Dando reversa,
Ha vuelto…
Es mi esclavo…
Soy Diosa!
Miserable diosa que paga su tributo
Al opalino charco
Que aumenta su volumen
Con mi llanto…
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